¿Hace cuánto notó que estaba enferma? 
Realmente nunca estuve enferma. Nací con una malformación en el oído, por ello tenía una reducción auditiva del 40% en el oído izquierdo, ¡estaba sorda!, pero no tenía síntomas y me sentía bien. Así que hace cuatro años, por consejo de mis padres decidí buscar asistencia médica con especialistas y solucionar este problema. 

¿Cuál fue el diagnóstico? 
Luego de visitar varios médicos otorrinos que me hicieron toda clase de exámenes, concluyeron en todos los casos, que debía operarme para saber que era lo que obstruía mi audición y que podría quedar con una parálisis facial permanente ¡Quedé en shock! Estaba viviendo uno de los mejores momentos de mi carrera profesional con muchos proyectos por delante. 

¿Qué significó recibir esa noticia?
 

¡Imagínese! Pensé inmediatamente en mi esposo, mi carrera, mi imagen, el modelaje, todo lo que hago con mi rostro desfigurado, ¡hay que ser realistas, eso no funciona! 

¿Cómo cambió su vida desde ese momento? 
Lo primero que hice fue rechazar la opción de operarme, busqué otra opinión, otro médico de renombre que me ayudara a solucionar mi problema, así que di con un especialista que se suponía era una eminencia en el tema, con su clínica y todo. Me reservó el nombre por criterio personal. 

¿Cómo fue el procedimiento? 
Me sometí a la primera cirugía, una timpanoplastía, y me fue muy bien, me sacaron un pedacito del cartílago y me hicieron un injerto de tímpano. Al principio sentí vértigo y escuchaba el triple los sonidos más suaves además de algo de inflamación, pero nada que no pudiera tolerar unos días. 

Sin embargo al cabo de unos meses de controles, me hicieron un examen para ver si la audición había mejorado y nada. 

¿Cuándo empezaron los problemas? 
No recuerdo exactamente a los cuántos meses empecé a sentir mareos, dolores de cabeza insoportables y mi oído sangraba y supuraba, yo grababa en esos días la novela Lorena y las exigentes jornadas de trabajo no me daban tiempo de ir a que me atendieran la infección. Amanecía con la cara hinchada y los ojos me dolían demasiado. No me podía levantar de la cama, cualquier ruido me molestaba y no lloraba porque al hacerlo me congestionaba y me producía más dolor. 

Estaba muy angustiada, desesperada y preocupada, en las grabaciones de la telenovela, el tema de mi enfermedad generó un caos, no me daban permisos y el médico me advirtió que era necesaria una segunda cirugía pero por el tiempo era imposible así que en los ratos libres me hacían microcirugías ambulatorias para controlarle la infección. Después de eso me pude hacer la operación, y el doctor me dijo que era definitivo, lo único es que se podría formar un tumor benigno a raíz de la parte que me sacarían. Pero los síntomas aparecieron nuevamente. Mi cuerpo me decía que había algo más, que no me estaban haciendo el procedimiento adecuado. 

¿Como empezó a convivir con su enfermedad? 
No me podía levantar rápido de ningún sitio porque me mareaba, perdía el equilibrio. Bañarme era toda una odisea porque no podía caerme agua en el oído y sólo podía dormir del lado izquierdo para evitar la incomodidad, el malestar era horrible con muchas complicaciones. Hasta fui a Medellín para que me vieran otros médicos y me trataron con gotas que funcionaron un tiempo, hasta me compré un audífono para oír mejor, pero me lo suspendieron por que me causaba humedad. Para esos días ya tenía un tumor que me creció y me destruyó el oído. 

¿Cómo cambió su estilo de vida por eso? 
Me volví una persona triste, sin ánimos de hacer nada, estaba en una profunda depresión, lloraba a solas sin que mi esposo ni mi familia me vieran, dejé de salir, me apagué por completo. 

¿Como se recuperó de todo esto? 

Decidí cambiarme al médico Luis Felipe Mora quien se encargó de recuperar gran parte del daño, él me cambió el tratamiento, y decidió sacarme las amígdalas que ya estaban muy comprometidas con tanto tiempo de infección, luego junto a su colega, el neuro-otólogo Martín Fernández, me extirparon el tumor que me destruyó el oído. De no haberme operado y esperar un mes más antes habría sufrido un daño irreparable y mi rostro hoy tendría serias deformaciones. 

Después de todo esto, ¿cuál es la gran reflexión? 
Me arrepiento de haberme operado y pues no puedo creer la falta de ética que tienen algunos médicos. Para lo único que me sirvió esta dolorosa situación fue para compartir más tiempo con mi familia, para valorar más las cosas sencillas de la vida, para aprender a cocinar y, la más importante de todas, para reencontrarme con Dios. 

¿Qué expectativas tiene de ahora en adelante? 
Estoy completamente agradecida con mis médicos que me ayudaron Luis Felipe Mora y Martín Fernández. Tengo nuevos proyectos profesionales y quiero regresar a las sesiones de fotos, a las pasarelas y a la televisión, no me hace falta oír perfectamente porque mi vida volvió a ser como antes con el amor de mi esposo.

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